domingo, 29 de noviembre de 2009

ROMANCE DE OSOS



ROMANCE DE OSOS
EN EL 12º ANIVERSARIO
DEL CLUB DE OSOS DE BUENOS AIRES

a Juan Bautista, Gabriel y Marianito,
un trío perfecto


1

No sé si el hecho que cuento
puede parecer insólito.
Es simplemente la historia
que le sucede a tres osos.

2
Entre la fauna de amores,
hay un amor que, a los ojos
de cualquiera que lo observe,
es evidente. No todos,
sin embargo, lo comprenden.
Bueno, un oso es... como un oso:
tiene un cuerpo formidable
y el pelaje no es de poco.
Alguno, un tanto panzón,
aunque puede no ser gordo.
Pero sí, talla imponente,
barba tupida en los pómulos,
un hombre de pelo en pecho
y en los brazos, hasta el hombro,
por la panza y en las ingles...,
no sé si sigo y asombro
describiéndolo en el sexo,
y en las piernas, como troncos.

3
¿Y cómo sigue la historia
de este romance? Dos rostros
se encontraron en un bar;
se miraron a los ojos;
midieron la intensidad
que les causara, de pronto,
sentirse que eran iguales,
tal vez uno para el otro.
Se invitaron a un café;
hablaron casi de todo.
Pero llegó la pregunta
que vibra desde lo hondo
de un hombre que se emociona
cuando se enamora de otro.
—¿Tenés, acaso, pareja?
—Tuve..., pero vivo sólo...
—Te digo...
—...que me gustás...
—Fácilmente me enamoro...
—... yo me enamoré enseguida
al verte que, de reojo,
me observabas...
—¡Me gustás!
—Vos también. No sé si logro
expresarme exactamente...
—Sí, lo lograste. ¡Ehi, mozo!
La cuenta...
—¿Te vas?
—¡Nos vamos los dos!
—Tan pronto...
—El amor no tiene tiempos
para entendernos a fondo.

4
Imaginen lo que fue
esa cama, como un horno
en donde ardieron los cuerpos
de pasión y fuego loco,
las lenguas calmando sed,
con el sexo en lo más hondo
del misterio del placer,
los manantiales del gozo
que brotaron leche y miel
en inagotable chorro.
La primera noche intensa
de este romance de osos.

5
Pasaron días y meses,
y sucedió como a todos,
horas de dichas y abrazos
con sus momentos de enojo.
Eran felices, en serio,
conviviendo los dos osos,
y aunque a veces se haga hábito,
el hábito pareció lógico.
Una domingo en Contramano
(¡el domingo es de los osos!)
se hallaban nuestros amigos,
entre aburrimiento y ocio,
sin muchas ganas de hablar
y ni de bailar tampoco,
pensando que vuelve el lunes.
Se vio en la barra de pronto
una figura perfecta
que iluminaban los focos.
Como los dos no bailaban,
se les pegaron los ojos
al muchacho que tenían
junto a ellos, un hermoso
osezno de barba espesa,
un poco de panza, el torso
exuberante y magnífico,
un joven maravilloso,
como esculpido en la luz
para el arte y el asombro.
Y el asombro fue a la par.
—Diría que por los ojos
estás despidiendo fuego...
—¡No me digas! Vos tampoco
lo podés disimular.
—Mirale el culo redondo...
—Mirale el pecho peludo...
Y lo miraron a fondo,
tan a fondo, que el muchacho
se les arrimó a propósito,
y en ademán seductor,
les apoyó en cada hombro
sus manos grandes, formando
un triángulo que nosotros
de seguro envidiaríamos:
un solo amor en tres osos.


6
Que les dé la fantasía
para imaginar con morbo
lo que es capaz el amor
cuando se juntan tres osos.
Yo les cuento solamente
que siguen siendo dichosos,
felices..., no sé qué más,
dos adultos y el cachorro.

Wenceslao Maldonado



2 comentarios:

el osculador dijo...

¡Delirante este poema narrativo!
Gracias Wenceslao por compartirlo.

Doble Ancho dijo...

Los que hacemos Doble Ancho somos privilegiados: lo tenemos a Wences con nosotros y estamos orgullosos. Gracias osculador por escribir.